El coro de la vida
Después de semanas de
combates, por fin, Oleksiyivka estaba libre de los invasores. Otro trocito de Ucrania que retornaba y
encajaba como una pieza del puzle en todo uno. Una pieza, un pueblo, donde
antes vivían en paz sus cinco mil habitantes. Otrora preciosos jardines y
parques ahora eran troncos quemados, saliendo de la destrozada tierra en garras
negras y torcidas, señalando al cielo azul y libre, por poco tiempo, de los
drones.
Los soldados ucranianos con extrema
precaución registraban las ruinas de cientos de casas; de vez en cuando
tropezaban con los cadáveres de vacas, caballos… hinchados y a punto de
reventar… Ni siquiera las alimañas se atrevían a disfrutar de la comida fácil.
A los rusos les encantaba disparar a cualquier ser viviente solo por diversión.
Lo más extraño es que en el aire no
había ningún sonido, solo el crujir de las piedras y cascotes que pisaban los
soldados. Después de tres años de guerra todavía les encogía este silencio
raro, neutro… Es como si la misma existencia se ha quedado quieta sin saber qué
hacer: huir al otro lugar, más pacífico, o, brotar con el riesgo de que mañana
o dentro de una semana, la muerte volverá a adueñarse de todo…
El coro de la vida había enmudecido…
Sin embargo, el silencio también significaba
que el pueblo estaba liberado del todo… Los cadáveres de ocupantes, dejados
atrás en la retirada, esperaban la misericordia de los liberadores… Sin
merecerla.
De repente, una voz profunda,
ligeramente ronca, se elevó al cielo… La siguieron otras… Las voces cansadas de
los soldados, hombres, padres de familia, estudiantes que pusieron sus vidas en
un aparte, empezaron a cantar:
Aún no han muerto ni la gloria, ni la libertad de Ucrania,
Aún a nosotros, hermanos compatriotas, nos sonreirá la fortuna.
Se desvanecerán nuestros enemigos, como el rocío bajo el sol.
Gobernaremos nosotros, hermanos, en nuestra propia tierra.
El alma y el cuerpo sacrificaremos por nuestra libertad,
Y mostraremos que nosotros, hermanos, somos de la estirpe cosaca.
La armonía y la belleza han roto el
silencio. Ni siquiera importaba el mañana; igual algunos de ellos ni siquiera vivían
una hora más… No importaba. Este pequeño trozo de tierra de sus antepasados
merecía purificarse… Donde se cantaba el himno de Ucrania era la tierra libre y
abierta a la esperanza y la vida…
08/06/2025, Gijón
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La Pluma
del Este